martes, 8 de abril de 2008

EL YANG DEL EROTISMO: LA SEDUCCION DEL LOGOS

Para ti: Mogador y Enredadera Alada y Negra (de bordes metalicos en forma de cadena infinita)

(" M / M...laberinto selvatico y boscoso develando los sonidos del cuerpo amante)

II. LA EUFONÍA DEL SER

El Yang del Erotismo: La seducción del Logos

Después que el baile ingenuo de los cuerpos amantes ha cumplido su antojo extravagante y ardoroso, el domo celeste se recoge ínfimamente a una nueva entrega no menos llena de candor y embeleso: la de la vigilia y el ensueño. Ya se escuchan por aquí y por allá siseos bajitos, acallados, que, con pacifica vehemencia, dan la bienvenida al cendal reluciente, nítido, de Maya y a la flauta, translucida y contemplativa, de Orfeo. Así pues, en medio de esta marcha luminosa de visiones apolíneas el logos de la dueña omnisciente del viento nuevo (*******) se levanta impetuoso y suave cual coloso despiadado e inclemente. Será Heráclito, sabio nebuloso y explorador del retorno, quien intuiría hegemónicamente la constitución de ese logos creciente en el pabellón inaccesible del ser en el ser. El oscuro nombraría a esta forma: Fuego. Que en el lenguaje signico de la diosa cobra la imagen viva de una llamarada y, que a la vez, trasciende el deslumbramiento al ser ella misma una hoguera, cósmica e infinita.
En ese momento, de ínfimo conocimiento, comenzó a percibirse un canto uniforme, trémulo, que en medio del rencuentro idiosincrático de los hilos invisibles (los cuales conforman el manto luminoso de su vetusto cuerpo), parecía asemejarse en espesor y aroma, al añejamiento del láudano y del nepente mixtificados para la ofrenda y el delirio:

“Ouroborus de la unión sensual

Serpiente astral / vid del sur embriagadora

Serpiente boreal/ grana, conjuro del norte

Áspid conversa en boca entreabierta

(Anhelante y vibratoria)

Ávidamente zigzagueando las bruñidas aristas, taciturnas

Del Deseo Voraz”

Y, de sus labios que pernoctan brotan una multitud de rojos ciruelos que, instantáneamente, demudan en encarnadas flechas, las cuales van dejando un rastro bermellón que cobra la figura proverbial de una grácil mujer. Un rumor terco se intensifica en el centro entrañable de la silueta que parece abrirse con colosal fuerza. De repente, una parvada de avispas astronómicas parece brotar a raudales del piélago femenil traspasando el cielo escarlata y formando consecutivamente sempiternas cascadas de aguijones que parecían herir blandamente el espacio sanguinario. Un nuevo canto comenzó a mezclarse soporíficamente con la letanía del Viento Serpenteante:

“Ojos de Capricho Incendiario:
Carne y Sangre de Nahual.

Soy la orbita inflamable cohabitando en tu lengua
Y también
Soy lengua de Lenguas
Humedad salina que te aprieta la garganta tiernamente
Dejándote sedienta.

Soy la libélula que resbala en tu entrepierna
Despertando gustosa la cacofonía acaramelada de tu panal
Llenándola de uvas y miel.

Soy tu amante incendiario:
El fuego Eterno
Entrando despiadado por tu pilar oculto
Jugoso y tibio,
Elegante y palpitante
Como una llama gemela que siempre ha aguardado
La fusión amorosa”

Su sonrisa entonces parece columpiarse. Sus ojos aun permanecen cerrados por el Ensueño de los Cantos Llameantes. Un aroma de cenizas le pica arbitrariamente el olfato, despertándola. Entonces, cree observar un espíritu fatuo saliendo de su boca que, en medio de la dulce exhalación del despertar, la obliga con frenesí a llevarse los dedos a sus labios, que se encuentran hinchados, calientes…hervidos de purpura y sueño.

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