sábado, 18 de octubre de 2008

*LA BADANA DE LA PANTERA*


Pronto Mariposa te Mostrare que pasa con las caracolas…


Te mando un beso que te toque muy adentro (mas profundo que tu badana)…quedándose en el lugar que elija y en el cual le permitas estacionarse, confundido entre tus fuentes cálidas e infinitas mientras se funde revoltoso en todos los brillos inclementes que cohabitan daimonicos en cada milímetro de tu extensión suave, tersa e iluminada…brutal y bella


Que mi beso invasor te cante cuando el silencio adultere con su sonoridad inclemente tus corrientes fugitivas…

+K+


“Los caminos del ensueño:
Sus flamígeras murallas y sus laberínticas ventosas.
Entregándose,
Cinceladas en lodo, en tierra,
Sobre el tapiz, carnicero y marinado,
De la voluntad y la potencia oscura,
…de ser y de no-ser: Deseo"

Cada mil años el sol nuevo (el astro negro) entreabre suavemente su boca oculta para darle una bienvenida silenciosa al cuerpo volátil de la noche y del delirio. Esta vez, el conjuro heliotropeo añadió el antojo de la forma y el capricho del movimiento. Así, mientras la materia bailaba juguetona confundiéndose en medio de un rapto voluptuoso y quarkico (matizado por el ardor y la cadencia), una idea surgió del fondo claroscuro del objeto (seductor y seducido) bifurcándose en la forma de un par de encarnadas caracolas.

Un sopor de incendio marino inundaba el espacio que asemejaba la desembocadura de los cuatro pontos ungidos por el principio agónico del estásis. “Agua, Fuego, Tierra, y Viento poseyéndose con furia bravia en medio de una apoteosis sobrehumana y bestial: La Ofrenda Elemental”.

De repente, la corriente frenética se recoge hacia su centro. Zigzags palpitantes se arremolinaban precipitadamente en tenues círculos los cuales se bordeaban tentadoramente entre sí para nuevamente tornar al origen, pero ahora, sus dimensiones yacían terriblemente aumentadas, casi espantosas.
Los caracoles cobraron dimensiones colosales, extraordinarias, y parecían serpentear en dos dispersas lunas que, distantes y lejanas, parpadeaban con la coquetería de los cuerpos celestes: ya girando sobre ellas, ya rehuyendo violentadas.

En medio de la asechanza amorosa parecian absorberse una a otra, cayendo en el hoyo negro de la inmanencia en el que parecían haber desaparecido. De pronto, una baraúnda espectral surgió sordamente como de la entraña del vacio. Brillos trashumantes brotaban incesantes y escandalosos entretejiéndose diestramente en un inmenso telar escarchado de fluorescencias incandescentes… Manos invisibles asemejaban tejer un descomunal manto, como si en sus reveses divinos Aracne, sigilosa esteta, cobrara la profana venganza de la mudanza, de la creación.

Una figura femenil comenzó manar de la madeja cósmica. En un capullo, portador de la semi- transparencia de todas las texturas y del absoluto de los colores luminiscentes, permaneciendo dormida y completamente desnuda. Nítidamente observe a través de la transparencia apolínea y visionaria de la envoltura astronómica. Adivinaba sus formas con la claridad de un oráculo embriagado del laurel alcaloide y floral de su cuerpo:
Sus pies tímidos, suaves y emigrantes…elegidos (un filigrana universal permanece escondido en uno de ellos)/
Sus piernas extensas, brillantes, ingenuas, con un poder oculto y dividido al norte y al sur/
Su sexo fresco, entreabierto, perfumado dulcemente por los cinco aromas de la promesa:
del deseo y el amor,
cohabitando sobriamente entre sus labios maduros
y soberbios…majestuosos
como mil fuentes danzantes de arena y miel/
Su cadencia interna ensanchando artísticamente sus caderas a voluntad,
suavizándolas, dibujándolas como una manzana fresca y silvestre/
El santuario oculto de su ombligo giraba,
formando un camino de espirales por su vientre,
como dos serpientes reptando cariñosamente en tierra santa/
Las estrellas abultadas de sus pechos,
(que en cada respiración temblaban como dos virginales pilares de agua y fuego)
desprendían un aroma de fruta exótica,
evocando un par de kiwis adormilados y sonrientes
estampados en las aureolas de sus senos/

De pronto, sus labios entreabiertos y aterciopelados articularon un íntimo, taciturno, canto de satisfacción y deleite ingenuos (junto con la respiración acompasada de su nariz y la expiación de sus oídos). Parecía soñar, como si esperaba algo. Sorpresivamente, en medio de una embraguez desconocida que pareció estremecerla, abrió ampliamente lo boca.
Una serie de conchas comenzaron a tapizar la circunferencia de su capullo tierno…cual si fueran avizores, vigilantes, centinelas…
Crueles y celosas…

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